sábado, 11 de junio de 2011

"Aquí entre nos"


Aquí entre nos,
Los poetas se versan...

Con los versos ardiendo por los labios,
Quemando sentimientos sin descanso,
Haciendo cenizas los lamentos

De cuando en cuando se encuentran a su paso,
Muros construidos con silencios,
Entonces los derriban a golpe de odas y sonetos...

La soledad se impone en sus momentos,
Y los impulsa a correr descalzos y desnudos,
Hasta tocar, cualquier rincón del alma obscuro...

Los poetas por rebeldes,

No tienen lugar de refugio, ni consuelo...
No encuentran el hombro donde llorar,
Solo tienen sus rimas sin sosiego

¡Ah!... pero cuando cae un poeta,
Abatido por amor, traición, humillación o escarnio,
Surgen del fuego, como ave fénix en vuelo nuevo

Como locos sin patria, sin tierra, y sin pellejo,
Crean universos de colores y de formas,
Que no recuerden lágrimas, sino mareas y caracolas

Por eso los poetas, se versan
Y se entregan en las letras,
Como si no tuvieran, tiempo ni futuro

Vagabundos, gitanos,
Moribundos, soñadores,
Errantes, taciturnos…

Los poetas no le pertenecen a ninguno,

No se pertenecen, ni ellos mismos,
Solos, se reparten por el mundo

lunes, 6 de junio de 2011

"Abrázame"


No es tanto pedir, ¡abrázame!
Llévame a dormir contigo,
Ven aquí muérdeme el cuello,

Haz de mi intención a obscuras,

La razón de tus locuras,
Amanecer sin equilibrio,
Totalmente desnudos hasta el alma,

Busca en tus adentros, tiempo...

Ven a regalarte entero,
Entrega como anticipo el beso,
Que marque mis labios con tu sello...

Deja tus pasiones libres,

Dale rienda suelta a tus deseos,
Que no te limiten los anhelos,
Y que nunca te falten los te quiero...

Noches interminables pido,
De ardientes hogueras encendidas,
Tu cuerpo resbalando por la espalda,

Hasta sentir en mis caderas,
Ondulantes mareas de blanca espuma,
Que conviertan en campo fértil estas playas…

jueves, 2 de junio de 2011

El último beso

Esta es una historia de amor que empezó hace un poquito más de 39 años y que seguramente no tendrá fin… va para todos los que han sentido en su corazón el amor incondicional… y a los que en algún momento les llegará…

Las grandes historias de amor, a veces no se escriben, la mayoría se viven y se guardan en el fondo del alma, son parte del equipaje de regreso a la fuente original de la vida… nos llenan de sonrisas y también de emociones, finalmente nos dan la sensación de estar plenos y entonces podemos compartirla… por eso hoy me atrevo a ponerla en estas líneas, para que aquel que la reconozca, sea capaz de vivirla, y después de compartirla.

Yo lo conocí, cuando él apenas tenia 17, pero lo descubrí con el paso de los años, cada día, todos los días, a veces nos pasábamos las horas discutiendo de la vida, de Dios y de sus ángeles, de cómo la Biblia dice que somos hechos a imagen y semejanza, y que poseemos algo que ni las huestes celestiales tienen, el libre albedrío, y por lo tanto tenemos la capacidad de cambiar la historia.

Cuando empecé la escuela me iba a rescatar del salón de 4º y se reía de que la maestra de 1er grado, no pudiera conmigo porque leía de corrido, también me convencía para hacer bolitas y palitos, cuando yo lo que quería era leer “La guerra viene de Marte”, me decía en su conocer de ese momento, que no podía correr sin aprender a caminar, la niña le respondió, – Entonces aprenderé a volar, como los astronautas en un trasbordador espacial.

Eso sería normal en estos días, pero en 1979 no. Recuerdo cuando le aposte una muñeca, si ganaba el primer lugar de ortografía en el concurso escolar de zona, debo decir que mi muñeca, tuvo los ojos azules, movía su cabeza y era musical… algunos años después supe cuanto de su quincena había perdido y cuanto de su orgullo había crecido.

Así paso la primaria tratando de darme respuestas a cada pregunta que hacía, y cuando no la tenía… decía -¡bueno ya lo investigaremos!, el hambre de saber era común a los dos… los lamas… los vedas, el i-ching…etc. Él nos contaba que aprendió a leer con mucho esfuerzo, porque lo suyo eran las historietas y las caricaturas, “Memín Pingüin” su preferido, nunca dejo que nos limitaran, ni los maestros, ni los directores, menos los compañeros y sus críticas, nos enseñó a sobreponernos a nuestros miedos, a crecernos ante los retos.

Él también creció y a veces ya no era tan divertido, le costaba trabajo, y se convertía en adulto a ratos… que me parecían eternos, podía pasarse uno, dos, o tres años así, pero un día sin mas volvía a ser Pepito y se colocaba sus pistolas de vaquero y dejaba que lo amarráramos del pilar, que nos colgáramos de sus brazos para girar, o nos acompañaba trepando árboles y persiguiéndonos en bicicleta, nos llevaba de campamento al río, a pescar, a la playa, a la montaña con las cabras y borregos, a una cascada escondida, a ver los cocodrilos en la laguna, al manantial a beber agua.

Las salidas con él siempre fueron una aventura, su frase “¿Se van o se quedan?” jamás se ha borrado y la pregunta de rigor ¿Adónde vamos?… tenia la segunda frase requerida, “A donde sea tienen que estar preparados”…

Nos enseñó lo que iba aprendiendo en el camino, un día se dio cuenta, que estaba apunto de cumplir 15 y todos los miedos le llegaron de golpe, siempre sabía donde estaba, y quienes eran mis amigos, así sobreviví a la secundaria, y también a la Preparatoria, donde era uno mas de la pandilla…

Por sus ideas de irse de pinta, sin previo aviso, llegaba en la camioneta y preguntaba si había examen, si le decía que no, entonces… nos íbamos juntos, un día malteadas y hamburguesas, otro pizzas, y uno mas al billar que cerraba una hora, para jugar y reír, y compartir.

Teníamos la noche de los chupidunguis que era cualquiera… cojines en la sala y colchonetas, películas, palomitas y lo que se te antojara de la tienda, el resto del tiempo, la comida estaba rigurosamente organizada… hasta la noche de catas, donde nos hacia unas tablas con quesos y embutidos y nos preparaba bebidas y a distinguir los vinos, jamás hizo que me gustara el caviar, con todo y que me lo diera disfrazado, siempre tuvo la idea que era mejor que las cosas de la vida las aprendiéramos juntos a que nos contaran lo que a veces ni otros sabían con certeza.

Nos habló de los niños, de los partos, del amor que te hace perder la cabeza, poco a poco fue cambiando, y se volvió mas atento a nuestros pasos, la música era un lenguaje común , tocaba muy bien la guitarra y nos cantaba, muchas veces amanecimos, en nuestra vida, había música de todo, había música para comer, para platicar, para dormir, y aunque no era un gran bailarín, era la pareja perfecta, no podía decir que no… siempre nos cargó, nos abrazó, nos besó, y aún ya de grandes, nos envolvía en la frazada y nos cantaba arrullos.

Pasaron los años y nos volvimos adultos todos… un día se sintió muy cansado, le diagnosticaron un mal cardiaco irreversible, no le dieron tiempo. Dijeron que no sabían cómo es que estaba vivo, me llamó y dijo con una voz que no le conocía:

- Todos los seres humanos tenemos un libre albedrío (recordé las horas hablando de Dios y sus ángeles), yo voy a ejercer el mío, no quiero que hagas nada, voy a terminar mis días, como debe ser, tengo miedo, solo quiero que me prometas que no vas a dejarme solo, que vas a estar a mi lado hasta el ultimo momento, habrá días muy duros, y querrán tomar decisiones por mi, pero asegúrate que se respete lo que estoy diciendo, no voy a terminar en un hospital, viviré a mi manera- yo tome su mano y mirándole a los ojos le besé, él se recostó en mi pecho, estaba cansado, lo dejé dormido.

Pasaron 3 años, con la zozobra de mañana, y de cuando será el ultimo día, la crisis mas fuerte llegó, y aquel hombre, fuerte, rebelde, indomable, se empezó a consumir, el envase le empezó a quedar chico al espíritu.

Creció solo, se casó cuando tenía 16 años contra todo y contra todos… vivió el 68 como estudiante, fue trabajador del IMSS, Representante Sindical, Presidente de la sociedad de padres de familia, fundó su propia compañía, se realizó estudiando Medicina Tradicional China, fue Terapeuta y Acupunturista llegó a ser el Doctor.

El 13 de octubre de 2008, andaba buscando un peluche, para su única nieta, de regreso subió a su auto, aferrado al volante termino su día, como quería, viviéndolo al máximo… con la dignidad del gran ser humano que fue.

En la funeraria, esperando para su cremación, me senté al lado de su féretro, por el desvelo de dos días, la familia se durmió, y entonces sentí como si me hablara, sólo conteste, no tengas miedo aquí estoy, no estas solo, no me voy a dormir hasta que amanezca, el día llegó, se llevaron su cuerpo… antes de meterlo al horno crematorio nos dejaron despedirnos, ahí se acabo el miedo, no más…

Con todo mi amor deposité el último beso, el que vale por toda una vida de sacrificios, se lo di en sus manos, en esas manos que me dieron de comer, cada día, esas manos, que me enseñaron a abrazar, y a trabajar y que me enseñaron a escribir, para hoy decirles “El tiempo apremia, y la vida como agua se escurre entre los dedos, No escatimes los besos, Ama hoy como si fuera el último día”

Mi padre falleció amando, a su familia, amando México, y dando desde su trinchera lo mejor que tenía, su propia vida.

Han caído tantos, que en mi corazón nació la necesidad de decir, ¿cuantas vidas y cuantos más se tienen que perder?, ¿cuantos más tenemos que sacrificar, por no saberlos defender?, lo que mi padre me enseñó, fue a NO quedarme callada ante la injusticia, ni a quedarme sentada, si puedo tender una mano y ayudar a otro que valore su vida…
Hoy esa enseñanza vale por México…

¡México agoniza, está herido de gravedad, su futuro se está desvaneciendo en nuestras manos… ¡No más! tenemos que salvar, a nuestra madre, a nuestro padre, a nuestro hermano, no podemos rendirnos, tenemos que salvar a nuestros niños, y tenemos que salvarnos nosotros mismos… reconocernos unidos frente a la adversidad de una paz perdida, de una sociedad desgarrada por el asesinato, por el joven o niño, que vive en la calle con hambre, por cada hombre o mujer atrapado entre drogas, alcohol y muerte… necesitamos mirarnos bien, y empezar a amarnos mejor…

Mexicanos, lo somos, porque elegimos serlo cada día, y tenemos que defender a México con la propia vida… valorando lo mejor que tenemos…